El Tratado Comercial Traspacífico en los fondos

15/10/15 - Análisis Fondos de inversión y Sociedades

La semana pasada concluyeron las negociaciones sobre el Tratado Comercial Transpacífico (TPP por sus siglas en inglés). Una iniciativa de la administración estadounidense que tiene como objetivo ampliar, fomentar y regular las relaciones comerciales entre sus 12 socios que incluyen Australia, Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia, Méjico, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam, además del propio EEUU.

 
 

El Tratado Comercial Traspacífico en los fondos

Su objetivo es reducir las barreras comerciales, establecer un marco común de propiedad intelectual, reforzar los estándares de derecho del trabajo y derecho ambiental y establecer un mecanismo de arbitraje de diferencias entre el inversor y el estado. Aparentemente, el gobierno de EEUU considera el TPP como complementario a la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (TTPI por sus siglas en inglés) un acuerdo similar entre EEUU y la Unión Europea, aún en estado de negociación entre ambas partes. El TTP afecta al 40 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) mundial, mientras que la Unión Europea representa sólo un 24 por ciento de la economía mundial. Por tanto, es bastante posible que las disposiciones del Traspacífico pudieran ser aplicadas también al TTIP.

Los mercados de la región de Asia-Pacífico son ya destinos clave de los productos agrícolas de EEUU, así como de sus productos manufacturados y servicios, por lo que el TPP no hará sino profundizar en estas relaciones comerciales y de inversión cruzada. Como grupo, los países del TPP son el mayor mercado de exportación de bienes y servicios de EEUU, representando un 44 por ciento del total de sus exportaciones, según datos de 2013. Los productos agrícolas representaban un 42 por ciento del total el mismo año, mientras que las exportaciones de servicios del sector privado a la región alcanzaban un 27 por ciento del total.

Entre los fondos de inversión de renta variable que centran su cartera mayoritariamente en los países que suscriben el tratado, podemos ver ejemplos de evolución un tanto divergente. Invirtiendo mayoritariamente en grandes empresas de EEUU, el fondo de la categoría VDOS, ACMBERNSTEIN-AMERICAN GROWTH PORTFOLIO obtiene en el año un 12,54 por ciento de rentabilidad en su clase A en euros. Pensado para inversores que buscan acumular capital en el tiempo con menos volatilidad que el asociado típicamente a la inversión en sociedades más pequeñas, sus mayores posiciones son en Apple, Google, Facebook, Intuitive Surgical y Unitedhealth Group. A un año, se revaloriza un 24,96 por ciento, con una volatilidad de 16,67 por ciento.

La clase D en euros de ROBECO ASIA-PACIFIC EQUITIES avanza un 8,23 por ciento por rentabilidad en el año y un 11,68 por ciento a un año, con un dato de volatilidad en el mismo periodo de 18,63 por ciento. Encuadrado en la categoría VDOS de Renta Variable Internacional Asia ex-Japón, invierte en compañías de Asia, Australia y Nueva Zelanda, tomando como referencia el índice MSCI AC Asia Pacific (Net Return) (EUR). Incluye entre las mayores posiciones en su cartera compañías como Nippon Telegraph and Telephone, el holding de aseguradoras T&D Holdings, Sumitomo Mitsui Financial Group y la empresa del sector energético Inpex Corp.

En la región Latinoamericana, el mejor comportamiento entre los fondos que invierten en renta variable es el de la clase AC de HSBC GIF MEXICO EQUITY AC con una rentabilidad en el año de 1,56 por ciento y un dato de volatilidad en el último año de 16,71 por ciento. Invierte su cartera mayoritariamente en empresas mejicanas de capitalización diversa, correspondiendo sus mayores posiciones a Fomento Económico Mexicano (ADR), Grupo Televisa, CEMEX, el operador de restauración Alsea SAB de CV y la petroquímica Mexichem SAB de CV.

Aunque el Tratado cubre un amplio rango de temas, están comenzando a alzarse opiniones en su contra, especialmente en cuanto al tratamiento dado a la propiedad intelectual, arguyendo que carece de transparencia y amenaza con imponer leyes más restrictivas sobre la propiedad intelectual, sin contar con la opinión pública, y presiona a los gobiernos extranjeros a adoptar leyes que pueden generar desequilibrios. Otros opinan que es antidemocrático y supone un retroceso en los estándares de seguridad alimentaria, mercado laboral y medio ambiente.

Lo que no puede negarse es que la globalización económica es ya imparable y que quedarse fuera de este tipo de acuerdos comerciales posiblemente reduzca la competitividad para operar en los mercados afectados, si bien es necesario que la firma respete y beneficie los intereses de todos los socios. No deja por ello de llamar la atención la ausencia de China en un acuerdo de este calibre.
 

Paula Mercado (VDOS)