El gran apagón pone el foco en la importancia de invertir en el sector energético

30/04/25 - Análisis Fondos de inversión y Sociedades

El pasado lunes 28 España sufrió un acontecimiento histórico (otro más) con el mayor apagón eléctrico de su historia. Poco después de las 12,30 horas, la red eléctrica española colapsó, arrastrando igualmente a la red portuguesa y demostrando la vulnerabilidad de las infraestructuras y la importancia de esta en nuestra vida diaria.

Si bien aún no parecen estar claras las circunstancias que nos llevaron a sufrir este apagón, lo que sí que se puso de manifiesto es la interdependencia de las redes eléctricas globales, donde un evento significativo en una zona de España es capaz de cortar el suministro a todo el país y a su vez al país vecino. Y que, para la recuperación, fueron necesarios los suministros energéticos de nuestros otros vecinos, Francia y Marruecos.

Por otro lado, también ha quedado de manifiesto la importancia de la red energética en nuestro día a día. La digitalización casi total que hemos sufrido en los últimos años ha quedado patente con este apagón, en el que a muchos ha sorprendido incluso sin dinero en efectivo con el que poder afrontar compras de primera necesidad.

Se trata por tanto de un pilar que sostiene el crecimiento económico, la estabilidad geopolítica y la transformación tecnológica. Desde la electricidad que alimenta nuestros hogares hasta los combustibles que mueven el comercio global, el sector energético ocupa un rol estructural en nuestra sociedad. Y, precisamente por eso, representa una oportunidad estratégica para los inversores que buscan capturar valor en tendencias de largo plazo.

Para aquellos que busquen valor en este sector a través de los fondos de inversión, con los beneficios que ello conlleva, encontramos productos que en los últimos años han logrado ofrecer elevadas rentabilidades a sus partícipes. Poniendo el foco entre los más rentables a 5 años y con datos de rentabilidad positivos a 3 años, denominados en euros y con una inversión mínima inferior o igual a 6.000 euros, podemos destacar el SCHRODER ISF GLOBAL ENERGY en su clase C de acumulación en euros, con una rentabilidad acumulada a 5 años de un 187,63 %, lo que supone un 23,56 % anualizado, siendo esta rentabilidad a 3 años de un 1,62 %, con una volatilidad a un año del 12,69 %. El objetivo del fondo es lograr una revalorización del capital superior a la del índice MSCI World SMID Energy, después de deducir comisiones, a lo largo de un periodo de tres a cinco años, mediante la inversión en valores de renta variable y relacionados con la renta variable de sociedades del sector de la energía. El fondo se gestiona de forma activa e invierte como mínimo dos tercios de sus activos en una gama concentrada de valores de renta variable de sociedades de pequeña y mediana capitalización del sector de la energía. Es importante señalar que se trata de un fondo con características ASG en línea con el artículo 8 de SFDR. Invierte al menos el 25% de sus activos en inversiones sostenibles y tales inversiones no causan un perjuicio medioambiental o social significativo. Se aplican exclusiones a las inversiones directas en empresas.

Le sigue el GOLDMAN SACHS NORTH AMERICA ENERGY & ENERGY INFRASTRUCTURE EQUITY PORTFOLIO con la clase R de capitalización en euros, con una rentabilidad acumulada a 5 años del 186,91 %, siendo a 3 años del 27,49 % y con una volatilidad a 1 año del 17,64 %, datos que le sitúan con un Rating VDOS: 5 estrellas. Según su política de inversión, el fondo estará compuesto principalmente de acciones o instrumentos financieros similares y valores relacionados con empresas energéticas. Estas empresas están radicadas en Norteamérica u obtienen la mayoría de sus beneficios o ingresos en dicha región. Las empresas de energía se dedican a actividades de infraestructuras energéticas como, por ejemplo, el transporte (oleoductos y gaseoductos), el almacenamiento y procesado.

Con una rentabilidad a 5 años del 186,91 %, les sigue el BGF WORLD ENERGY en su clase A2 en euros, contando a 3 años con una rentabilidad del 4,60 % y una volatilidad a 1 año del 14,34 %. El fondo concentra al menos el 70% de su patrimonio neto total en valores de renta variable de empresas de todo el mundo que desarrollen una parte predominante de su actividad económica en los sectores de exploración, desarrollo, producción y distribución de energía.

No cabe duda de que la transición energética en la que nos encontramos, con un claro auge de las energías limpias, así como el reto al que se enfrentan los distintos operadores, sistemas productivos y la infraestructura en su conjunto, suponen un reto sin precedentes, por lo que invertir en ello puede suponer una oportunidad muy interesante dentro de una cartera bien diversificada

S.O. (quefondos.com)